Una artista dejó que la gente «le haga cosas» y casi la matan

Marina Abramovic es conocida por sus performances.

Cuando tenía 28 años, en 1974, hizo un experimento en Milan.

Se paró detrás de una mesa con 72 objetos entre los que había, plumas, martillos, cadenas, rosas.

Atrás de ella había un cartel que decía: «Soy un objeto. Me hago responsable de todo lo que pueda suceder en este espacio de tiempo de seis horas».

Al principio los que se animaban a pasar le hacían cambiar de pose, como a una muñeca. O le hacían una caricia.

Después de un rato las cosas empezaron a ponerse feas.

La gente se dividió en dos grupos: los que la agredían y los que la defendían.

Aún así, le cortaron la ropa, la manosearon, le pincharon el pecho con una rosa y le hicieron apuntarse a sí misma con un arma.

No pongo las fotos porque son fuertes pero están ahí, en Google.

La conclusión de Marina es que “Este trabajo revela lo que hay de horrible en la gente. Esto muestra a qué velocidad puede alguien decidirse a herirte cuando está autorizado.”

Bueno ahora atentos porque voy a ponerme filosófica jaja.

Aunque el experimento de Marina es un extremo, pienso que estamos más rodeados de ese caos violento de lo que pensamos.

De la misma manera, un señor de traje y corbata se transforma en un hooligan en un bar.

O una señora muy amistosa puede tener un alias en Twitter donde despliega su odio contra los inmigrantes.

Lo que nos contiene de nosotros mismos son nada más y nada menos que las convenciones.

Los cuentos que nos contamos a nivel sociedad.

Lo que acordamos.

El relato.

Eso mismo que nos dice que la ley es La Ley y que el dólar vale equis.

A nivel macro, el que es dueño del relato, es dueño de todo.

A nivel micro, en los grupos, el relato también es importante. De la misma forma que Marina estableció un espacio “sin ley” y se aprovecharon de ella, cualquiera puede adueñarse de una idea (propia) o un concepto para «vendérselo» a otras personas y que actúen en consecuencia.

Y todavía hay gente creyendo que sus correos son delegables en un sobrino.

***

Si te interesa adueñarte de tu historia y contársela a los demás, tengo un taller para ayudarte a dar los primeros pasos..

Las plazas son limitadas y la inscripción cierra a final de mes.


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