Voy a contarte una anécdota que tuve con un cliente que me enseñó la importancia de las buenas prácticas en email marketing para evitar caer en la carpeta de SPAM.
Vamos a ello.
Hacía un tiempo venía trabajando en el contenido de la web de una empresa. Un día recibo un whatsapp del cliente, un poco cabreado, que decía lo siguiente:
Cliente: “¿Por qué no usaste la sugerencia que envié en el email ayer?”
Yo: “¿Qué email? No lo leí”
C: “Uy, no te llegó. Esto me está pasando seguido.”
Y: “A ver en la carpeta de SPAM…”
Me encontré al correo del cliente sentadito, esperando que lo rescaten del pozo.
¿Qué había pasado?
El cliente había estado mandando newsletters desde un sistema muy rudimentario que no tenía botón para darse de baja. Sin CMR. Sin plataforma de email marketing.
Aunque los envíos se hacían a una lista que había dado su consentimiento «de palabra», el cliente no tenía nada que lo ayudara a mantener esa lista limpia. Además, tampoco tenía un sistema de suscripción activo con casilla de GDPR, no había doble opt-in, etc.
En otras palabras, estuvo haciéndolo mal durante mucho tiempo.
¿Resultado? Tanta gente marcó sus emails como SPAM que terminaron “empiojando” el resto de direcciones bajo el mismo dominio.
O sea, no solamente las newsletters iban a SPAM, también caían ahí los correos de nombre.apellido@empresa(.)com.
Yo ni sabía que esto podía ocurrir, pero ahí lo tenía frente a mis ojos.
Las malas prácticas lo llevaron a tener que lidiar con una etiqueta de SPAM en la frente. ¿Necesito explicar cómo afectaba esto a la operabilidad de la empresa? Ya te lo imaginas.
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¿Cómo revertir el daño? -> Pidiéndole a mucha gente que te marque como “correo seguro”. Un proceso largo y doloroso.
¿Cómo evitar el daño? -> Contratando a alguien que lleve tu email marketing (guiño, guiño) 😀
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Soy Vero Furlan. Vendo servicios de email marketing para PyMEs y tengo una newsletter con noticias digitales para emprendedores sin tiempo. Si te gusta el contenido, puedes suscribirte en el enlace que está mi bio.
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